Cuando...



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Cuando el velador se convierte en tu mesa de escritorio.

Cuando la lata de aceitunas rellenas con anchoas que comió alguien se convierte en tu cenicero.

Cuando la alfombra se convierte en tu silla.

Cuando la cama se convierte en tu sala de estudio.

Cuando la bicicleta que no anda se convierte casi que en tu adorno de departamento.

Cuando los ganchos para colgar la cortina de la ducha se convierten en los ganchos para colgar tu ropa en los fierros de dicha ducha.

Cuando una taza se convierte en recipiente donde pones los pocos utensilios de cocina que tienes.

Cuando un cuchillo corta queso se transforma en tu único implemento para abrir y comer todo, hasta una lata de atún.

Cuando un lavamanos se convierte en tu mejor lavadora.

Cuando el jabón marca 'acuenta' se convierte en tu mejor detergente.

Cuando la pieza se convierte en tu lugar de estudio, tu lugar de dormir, tu lugar de ver tele -una vintage, naranja, a blanco y negro que casi sosteniendo la antena funciona- y de todo lo demás.

Cuando la webcam del computador se convierte en tu espejo.

Cuando las puertas del closet se convierten en tu mejor porta retratos de tu familia, de tus amigos, de tus viajes.

Cuando el perro de la vecina se convierte casi que en tu mascota porque lo sientes al lado de tu oreja ladrar.

Cuando la carpeta del computador se convierte en tu blog porque ni siquiera tienes internet cercana para "pedir prestada" y subir una que otra cosa.

Cuando una canción se convierte en tu única canción que suena una y otra vez -porque olvidaste sacarle el repeat- y nadie te alega.

Cuando pasa todo eso y más, te das cuenta de que estas viviendo sola.

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